miércoles, 14 de agosto de 2013

Introducción




El cuerpo está en la cárcel
y el ánimo se evade.
Y mientras más se eleve el corazón
más tendrá que templarse.

Después de haber salvado tantos páramos,
¿quién hubiera pensado tropezar en el llano?
Allá arriba, vi el tigre y nada me pasó.
Aquí abajo hallé al hombre y me encuentro en la cárcel.

De repente, una flauta canta un aria nostálgica.
El aire se entristece, sollozos los sonidos.
Cien leguas de por medio, un punzante dolor.
¿No habrá, en alguna parte, acechando la vuelta,
una mujer que suba a lo alto de su torre?

Ho Chi Minh
El Diario de la Cárcel 1942-1943.
Apertura,
Extracto Las aventuras del camino y La flauta del compañero de cadena.


Bueno, como inició no está mal, pero voy a contar de donde me he sacado el título, que aunque se pueda pensar que se trata de una novela gótica, nada más lejos de la intención. De mis viajes por el mundo hay una frase muy Yoli, esta no esta en el recopilatorio de la camiseta de la firefighter party, que siempre suelto nada más llegar al quinto coño (entiéndase quinto coño de Delhi hacia el este y de Los Ángeles hacia el oeste), después de una "Larga noche oscura" viendo lucecitas o no viendo na el resto de veces, menudo truño, con lo bonito que es España. Y es que cuando llego a un sitio después de un millón de horas de vuelo, ninguna ciudad pasa el filtro a altas horas de la madrugada, desde el aeropuerto al hotel. Por no decir el descoloque que supone y la anécdota más gorda de que alguien se plantó en Papeete en mitad de la habitación del hotel, a las 3 de la mañana y dijo "¿y que hacemos ahora, nos iremos a la playa no?" y la contestación de una servidora "yo donde me voy es a la cama porque son las 3 de la mañana", y eso que el vuelo fue "solo de 9 horas". 

Y a partir de aquí empieza mi aventura del número 44.

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